
La violencia contra las mujeres es un obstáculo para construir sociedades inclusivas y sostenibles.
La violencia contra las mujeres es un obstáculo para construir sociedades inclusivas y sostenibles.
La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia. La educación es un elemento clave para luchar contra estas formas de exclusión y ayudar a los jóvenes a desarrollar una actitud independiente y un comportamiento ético. La diversidad de religiones, culturas, lenguas y etnias no debe ser motivo de conflicto sino una riqueza valorada por todos.
Desde que se desató el brote de COVID-19, los nuevos datos e informes que presentan quienes están en primera línea revelan que se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo, la violencia en el hogar.
En un conflicto armado además de las víctimas humanas se olvida con frecuencia la devastación del medio ambiente: Pozos contaminados, cultivos quemados, bosques talados, suelos envenenados, animales sacrificados, parece ser que todo se vale con tal de poder ganar una guerra aunque después suframos todos, incluyendo los ganadores de la pérdida de todas esas vidas.